martes, 12 de octubre de 2010

A propósito del Día de Belié Belcán.





El pasado 29 de Septiembre se celebró el día de uno de los luas más importantes en el panteón vudú dominicano. Se trata de El Viejo Belié, como también es llamado por sus hijos. Sé que ya han pasado algunos días, pero no podía pasar la fecha por alto. Es importante señalar que su sincretismo es San Miguel Arcángel, es por esta razón que se celebra el día de l santoral de este último. Se considera que es un lua anciano y es también uno de los más venerados y respetados de la Veintiuna División.

Los creyentes le confieren sus problemas con la esperanza de que se los ayude a solucionar. Se cree que Belie Belcán es esposo de Ana Isa. En los altares esta imagen siempre está al lado de la imagen de San Ana, que representa a Ana Isa Pie. Si durante el ritual una persona se siente poseída por Belié, su cuerpo se encorvará tomando la forma de un anciano, y su voz se tornará áspera y rasposa. Se atará un fulá (pañuelo) verde alrededor de la cabeza. Luego fuma tabaco y toma ron, y enseguida está listo para consultar a los asistentes a la ceremonia.


Como todas las fiestas de luas, las de "el chiquito, pero jodón" se animaron con palos o atabales.

Los Palos están suscritos al rito vudú dominicano, dentro del cual no sólo son un instrumento catártico, sino que tienen el poder divino de colaborar en la concesión de las peticiones y deseos de los creyentes.

El vudú tiene su origen en Dahomey[2] al occidente de África y en esencia el es una religión de antepasados, en la cual se le rinden tributos a los muertos.Las culturas negras conceden un lugar preponderante a lo mágico-religioso, y en América se relegan a la marginalidad donde solo pueden recrearse, formando parte de lo que se llama “popular reprimido” y se define como “el conjunto de actores, espacios y conflictos que han sido condenados a subsistir en los márgenes de lo social, sujetos de una condena ética y política”. Esto último provocaría que el Vudú, al igual que la Santería (en Cuba) y el Candomblé (en Brasil), sean ante todo ,prácticas de resistencia a la cultura hegemónica, manifestando un esfuerzo por conservar ese “espacio suyo”, necesario para encontrar el sentido de la vida y a su vez explicarla. Por eso siempre nuestra mágico religiosidad nos parecerá fascinante y sus símbolos estarán presentes en nuestra cotidianidad.



[1] Sunkel citado por Martín Barbero en “De los medios a las mediaciones: comunicación, cultura y hegemonía”. Ediciones G. Gili. México 1991.




[2] Ahora República de Benín.









martes, 5 de octubre de 2010

He Sobrevivido - Villaman, Rubirosa, JimGraph & Nipo

He Sobrevivido - Villaman, Rubirosa, JimGraph & Nipo

Hace unas semanas vi el video de una canción que provocó en mi no tanta impresión como angustia. Se trataba del video de la canción "He sobrevivido" de los raperos Bethoveen Villamán, Rubirosa, Jim Graph y Nipo. Aquí, cada escena es más fuerte que la anterior, más cruda y real, porque esas cosas están pasando en nuestros barrios. Varias historias detrás de los actos de violencia. Pero la pregunta que debemos hacernos tal vez es: ¿cuáles opciones tienen los jóvenes de barrios marginados?A partir de ahí quiero también pensar esa juventud. Esa parte de mi generación.

martes, 28 de septiembre de 2010

Los alternativos de la música raíz dominicana



En la última publicación exponía "el mambo" como elemento de reafirmación identitaria. En otro ámbito, existen también nuevos estilos musicales a partir de la música popular tradicional. Hablo ahora, de música interpretada por grupos que fusionan géneros como jazz, rock y electrónica, dándole un nuevo color a los palos, el gagá, la salve y la zarandunga, otorgandoles también un espacio social diferente.

En este contexto los jóvenes de clase media parecieran ser los más asiduos a los conciertos de estos grupos musicales que de manera regular se presentan en bares y menos constantemente participan en conciertos masivos.

Este estilo no es totalmente nuevo. Hace más de quince años atrás otros artistas como Luis Días, Xiomara Fortuna, Roldán Mármol, entre otros, han investigado sobre la música raíz, fusionándola con otros géneros. Sin embargo es más recientemente que ha suscitado un interés importante.

Los nuevos interpretes son jóvenes estudiantes y profesionales, músicos e investigadores con una visión más amplia del universo musical. Dentro de estos grupos se destacan Batey, Arrayano, Sonabril, Palo Tre y Rita Indiana y Los Misterios.

Si bien estos grupos tienen productos artísticos más estilizados, aún no han desarrollado una identidad tan poderosa como la que otorga el “mambo”. Esta forma musical no posee un nombre que lo identifique y lo distinga del resto de la música que se hace en la isla. Al respecto, Rita Indiana Hernández, compositora de este estilo comenta:

“no tengo género todavía para definirla. Eso le toca a la gente, inventarse una palabra o algo. Pero es música dominicana ¿tu quieres un género? Es música dominicana”.

A diferencia de los jóvenes que consumen merengue de calle, parece que para los alternativos el estilo no es tan importante. Sin embargo ,sí los demás consumos culturales que realizan, como los lugares donde hacen vida social, las películas que ven y otras músicas que escuchan.

La pregunta que surge es; ¿por qué los jóvenes urbanos de clase media se sienten interpelados por esta música que recrea escenas distantes a su propia realidad? Se puede inferir que este sector de los jóvenes de la capital estén uniendo pedazos para conformar la inacabable narrativa de sus identidades. Para ello les sirve la música que consideran representativa de la dominicanidad –mulato, caribeño, residente en un país subdesarrollado-, la cual mezclada a su condición de sujetos modernos, vinculados a otros ritmos del mundo, les da una sensación de que van avanzando en la compleción de su rompecabezas identitario.

Se pudiera concluir en que la música raíz dominicana se reconfigura en su transgresión en los espacios urbanos de Santo Domingo. Toma nueva forma y público, surgen cambios en su función social. Mientras tradicionalmente es utilizada como instrumento ritual de gran importancia para crear el ambiente de espectáculo de ceremonias de la mágico religiosidad popular, en los jóvenes urbanos es un elemento de construcción de sus identidades divididas. Sin embargo los sectores, sociales analizados han recreado estilos totalmente diferentes partiendo de las mismas raíces musicales. Esto porque las articulaciones logradas dependen de otros aspectos relacionados; sus posiciones de colectivo, coyunturas sociales y habitus de clase, que les hace adoptar unos elementos de la cultura “tradicional” y desechar otros.

Esbozado a grandes rasgos, lo interesante ha sido la descripción de la manera en que los “muchachos” capitalinos de diferentes clases sociales están construyendo y recreando una narrativa sobre sus lugares como mulatos, urbanos y jóvenes.

Teniendo claro que est de estasas músicas son importantes por su colaboración a un discurso sobre quiénes somos, queda para próximos artículos una mayor profundización sobre la relevancia social de estos estilos musicales.


En foto: grupo Sonabril.
Tomada de: http://justmore.wordpress.com

jueves, 23 de septiembre de 2010

El "mambo": identidad y ritmo de la calle


Sin lugar a dudas una de las innovaciones que mayor impacto ha causado en la música popular dominicana es el llamado "mambo" o "merengue de calle". Por supuesto, es la nueva apropiación que hacen los jóvenes de las clases populares de un ritmo tan tradicional y significativo en las identidades dominicanas como el merengue. Surge en los barrios de la parte alta de la capital fusionando merengue con los redoblantes guloyas -que es también música de carnaval- y rap.

Las temáticas de las letras de las canciones aluden a lo que representa “ser de barrio”, cómo se deben manejar en las calles, las aspiraciones de estos sectores, la importancia de tener “tigueraje”. Algunos temas son tan agresivos como los de El Sujeto:

“Ya e’ de día

La misma porquería

No le cogemo’ esa a ningún policía

Oye María, quítateme de la vía

Muevelo María, que eta vaina e’ mía

Ya ‘ta bueno de tanta palomería

Ya ‘ta bueno, vamo’ a hacé una avería.”

Otros componen canciones versadas sobre la “gozadera”. También existen las canciones un poco más emocionales, pero siempre con una lírica agresiva. En la vestimenta y la interpretación -a veces “rapeada”- de las canciones se destaca esta característica. Los intérpretes son también muchachos y muchachas de sectores populares, en general con baja escolaridad (aunque existen excepciones) y escasa formación musical, lo que se hace notar en las letras, música y arreglos de las canciones. Dentro de los exponentes más populares en este momento están: Omega y su Mambo Violento, El Sujeto, Julián Oro Duro , Tito Swing y Juliana (de las pocas mujeres dentro del género).

¿Pero qué significa el “mambo” para los jóvenes del barrio?

Con base en la corriente teórica de Laclau y Mouffe, el investigador sobre música popular Pablo Vila sostiene que: “la música popular es un tipo particular de artefacto cultural que provee a la gente de diferentes elementos, que tales personas utilizarían en la construcción de sus identidades sociales. De esta manera, el sonido, las letras y las interpretaciones, por un lado, ofrecen maneras de ser y de comportarse, y por el otro, modelos de satisfacción psíquica y emocional”. [1]

Este estilo musical es muy diferente al merengue tradicional, de letras románticas y costumbristas. Estos jóvenes han creado una nueva forma de expresarse y ser visibles mezclando sus elementos culturales: la música guloya de carnaval, el merengue – sound track de la vida del dominicano- y la cultura callejera hip hop. Una música que les habla hasta de la forma particular de enamorarse en el barrio. De cómo el muchacho seduce a la chica, de cómo le “da cotorra”. “No e’ con belleza, hay que ta’ sobrao’ en piquete”- dicen. O de cómo hay que estar “vivo” para poder sobrevivir, dado que la vida no la tienen fácil.

Se puede decir que el merengue urbano resulta fascinante -sobre todo para los jóvenes- porque con todos sus elementos diferenciadores del resto de la sociedad, articula una subcultura urbana que refuerza lo que los jóvenes narran sobre ellos mismos. Describen características particulares que poseen o que desean, no sólo como colectivo, sino también como individuos.


[1] Vila, Pablo. Artículo “Música e identidad: la capacidad interpeladora y narrativa de los sonidos, las letras y las actuaciones musicales” en el libro “Recepción artística y consumo cultural”.

En foto: Tito Swing. Tomada de www.laparadaurbana.com