jueves, 23 de septiembre de 2010

El "mambo": identidad y ritmo de la calle


Sin lugar a dudas una de las innovaciones que mayor impacto ha causado en la música popular dominicana es el llamado "mambo" o "merengue de calle". Por supuesto, es la nueva apropiación que hacen los jóvenes de las clases populares de un ritmo tan tradicional y significativo en las identidades dominicanas como el merengue. Surge en los barrios de la parte alta de la capital fusionando merengue con los redoblantes guloyas -que es también música de carnaval- y rap.

Las temáticas de las letras de las canciones aluden a lo que representa “ser de barrio”, cómo se deben manejar en las calles, las aspiraciones de estos sectores, la importancia de tener “tigueraje”. Algunos temas son tan agresivos como los de El Sujeto:

“Ya e’ de día

La misma porquería

No le cogemo’ esa a ningún policía

Oye María, quítateme de la vía

Muevelo María, que eta vaina e’ mía

Ya ‘ta bueno de tanta palomería

Ya ‘ta bueno, vamo’ a hacé una avería.”

Otros componen canciones versadas sobre la “gozadera”. También existen las canciones un poco más emocionales, pero siempre con una lírica agresiva. En la vestimenta y la interpretación -a veces “rapeada”- de las canciones se destaca esta característica. Los intérpretes son también muchachos y muchachas de sectores populares, en general con baja escolaridad (aunque existen excepciones) y escasa formación musical, lo que se hace notar en las letras, música y arreglos de las canciones. Dentro de los exponentes más populares en este momento están: Omega y su Mambo Violento, El Sujeto, Julián Oro Duro , Tito Swing y Juliana (de las pocas mujeres dentro del género).

¿Pero qué significa el “mambo” para los jóvenes del barrio?

Con base en la corriente teórica de Laclau y Mouffe, el investigador sobre música popular Pablo Vila sostiene que: “la música popular es un tipo particular de artefacto cultural que provee a la gente de diferentes elementos, que tales personas utilizarían en la construcción de sus identidades sociales. De esta manera, el sonido, las letras y las interpretaciones, por un lado, ofrecen maneras de ser y de comportarse, y por el otro, modelos de satisfacción psíquica y emocional”. [1]

Este estilo musical es muy diferente al merengue tradicional, de letras románticas y costumbristas. Estos jóvenes han creado una nueva forma de expresarse y ser visibles mezclando sus elementos culturales: la música guloya de carnaval, el merengue – sound track de la vida del dominicano- y la cultura callejera hip hop. Una música que les habla hasta de la forma particular de enamorarse en el barrio. De cómo el muchacho seduce a la chica, de cómo le “da cotorra”. “No e’ con belleza, hay que ta’ sobrao’ en piquete”- dicen. O de cómo hay que estar “vivo” para poder sobrevivir, dado que la vida no la tienen fácil.

Se puede decir que el merengue urbano resulta fascinante -sobre todo para los jóvenes- porque con todos sus elementos diferenciadores del resto de la sociedad, articula una subcultura urbana que refuerza lo que los jóvenes narran sobre ellos mismos. Describen características particulares que poseen o que desean, no sólo como colectivo, sino también como individuos.


[1] Vila, Pablo. Artículo “Música e identidad: la capacidad interpeladora y narrativa de los sonidos, las letras y las actuaciones musicales” en el libro “Recepción artística y consumo cultural”.

En foto: Tito Swing. Tomada de www.laparadaurbana.com

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